viernes, 31 de julio de 2009

Y FUI TIERRA





Desde adentro de las casas escuché en silencio el llanto desesperado de los trigales que se ahogaban entre las nubes de tierra seca que ya no alimentaban las raíces mustias en sus entrañas. Escuché a los árboles desprenderse de sus hojas y a los pájaros huir de los polvorientos nidos. Escuché a las flores silvestres cuando se marchitaban en los bordes del camino y a la hierba que se calcinaba tapizando de ocre el campo triste, que de a poco, estaba muriendo.

Quise compartir la esperanza de los ciegos y salí a caminar entre aquellos senderos que se habían borrado cansados de esperar que alguna huella marcara sus sinuosas curvas minerales y ahora recibían mis pasos con la dureza del que no se da por vencido. Caminé en línea recta casi dos horas al cabo de las cuales me encontré nada más que entre el cielo y la tierra. Allí alcé los brazos en un primigenio gesto de plegaria y el viento se llevó mis oraciones a los confines del horizonte, allí donde el alambrado de púas le arrancaba un ramillete de sangre al magistral ocaso, susurrándole al sol que el hombre le pedía una tregua que le permitiera salvar su cosecha.

Al fin alguien escuchó mis lamentos. ¿Dios? ¿El viento? ¿Los espíritus antiguos de la Madre Tierra, o simplemente eran los ecos de mi corazón palpitante que atronaban el espacio desierto? Un silbido agudo rompió la calma elevando el polvo hacia las alturas mientras los trigales, mis trigales, comenzaban la danza desenfrenada de las tormentas justo cuando las primeras gotas espesas arrancaban al suelo el acre vaho de la tierra húmeda.

¡Oh, la delicia de los sueños platinados con los espejos de la lluvia! ¡La nutriente salvadora de los fecundos vergeles de mi patria! El gris plomizo del cielo resultó la cuna de los anhelos más profundos de mis trigales que recibían, como un elixir de gloria, el agua que se escurría de a poco hacia sus raíces sedientas, aquellas raíces que casi habían perdido sus esperanzas. Y allí, en medio del prodigio divino, salpicada de barro, con las briznas de hierba pegadas al cuerpo, lloré... y mis lágrimas se unieron a aquel universo de gotas, arrastrando la gratitud de mis ancestros hasta el vientre palpitante de mi tierra.

22 comentarios:

Linus dijo...

Me conmueves dónde te lea, vengo de tu poesía que me ha desbordado el alma y me encuentro con este relato que abriga la esperanza de la vida.
Preciosa la música, se siente como un canto fresco y puro, ideal para tu cuento.

Mi enhorabuena y mis cariños, Liliana, niña de oro.

Mundo Animal. dijo...

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(/(_?_)\)
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AMIGA COMO SIEMPRE GENIAL TU RELATO
ESPERO DISFRUTES DEL FIN DE SEMANA
SALUDOS CHRISTIAN

MAJECARMU dijo...

Precioso relato,donde respiramos naturaleza,sol y cielo..
Cuando todo parece perdido y olvidado..de pronto surge ese milagro que es el agua..!

El agua tiene el poder de dar la vida,limpiar y purificar.

La naturaleza es sabia porque en ella palpita el corazón del Creador,el mismo que palpita en este inspirador y magnífico escrito.
Un abrazo,amiga

mari dijo...

CON TU RELATO A LA ESPERANZA Y ESTE CANTO,ESTOY A TU VERA Y TE DOY UN ABRAZO ¿LO SIENTES ?...GRACIAS LILI!!!!!

MIL BESOS...

Maga h dijo...

Uy!! Hermoso cuento con tu sublime espiritu de poesìa.

Un abrazo

MAGAH

Liliana G. dijo...

Muchas gracias Linus, tus palabras siempre son bienvenidas, siento que nacen del corazón.

Un beso muy grande amigo.

Liliana G. dijo...

Mil gracias Chris, así lo haré no te quepa la menor duda.

Muchos cariños y excelente fin de semana.

Liliana G. dijo...

Siempre aparece el milagro que esperamos M. Jesús, aún el más pequeño, hay que tener ojos para saber verlo.

¡Gracias amiga!

Un fuerte abrazo.

Liliana G. dijo...

¡Claro que lo siento Mari, es imposible no hacerlo!

¡Gracias de todo corazón!

Un besazo.

Liliana G. dijo...

Y sí, se me escapa la poesía en la prosa, en el habla... es todo un tema Magah, jajaja.

Muchas gracias.

Besos y cariños.

Marcos dijo...

Muy bueno el cuento, las imágenes que plasmás son tan claras, tan nítidas que se ven... y la música, ¿qué te puedo decir de este clásico del folklore nuestro? Lo más de lo más.

Gracias por este regalo. Besos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Liliana,me gusta mucho tu narrativa, se lee bien, muy bien.

Y lo que más me gusta es que me trasladas.

UN abrazo.

Liliana G. dijo...

Si no metía en algún lugar "Zamba de mi esperanza", no dormía tranquila, jajajaja. Vos sabés bien que junto a "Alfonsina y el mar", son mis preferidas... me conmueven Marcos, hasta las entrañas.

Gracias amigazo, besos y nos vemos.

Liliana G. dijo...

Viniendo de un crítico como vos Javier, el halago no puede ser más placentero, y si todavía te traslado tengo que asumir que verdaderamente he hecho algo que vale la pena.

¡Gracias!

Un cariño grandote.

Anónimo dijo...

Una caricia al alma, tu prosa conmueve y estremece. Me gustó mucho querida amiga

Besitos

Liliana G. dijo...

Muchas gracias Fiamma, es muy alentador saberlo.

¡Un beso muy grande!

PATSY dijo...

Parece que hoy me tenés que emocionar a dos puntas, primero el poema y ahora leo este maravilloso relato con unas descripciones que "se ven" como en una película.

Te superás, Lili, te superás cada día.

Besos.

PD: La zamba, me mató.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias amiga mía, tu emoción es un premio para mí y tus palabras me lo demuestran.

Un beso muy grande.

Charly T. dijo...

Muy buena narración Lili, cada palabra se siente con fuerza y emoción. La esperanza que siempre está presente es un signo de gratitud a la vida.

Besos.

Liliana G. dijo...

Sin la esperanza no hay vida... y sin vida no puede haber gratitud.

Gracias Charly.

Un cariño grande.

MariCarmenblogs.com dijo...

La esperanza reanimadora del agua que da vida y el encuentro de nuestros origenes, me encanta! y ni que decir de la zamba como acompañamiento...

Un fuerte abrazo, amiga!

MariCarmen

Liliana G. dijo...

Me moría por poner la zamba MariCarmen... es que venía justo para el relato.

Gracias amiga.

Un gran cariño.