sábado, 27 de marzo de 2010

LA LISTA NEGRA

Me acerco y anoto sus nombres. Se les nota el espanto en sus semblantes, y con un gesto instintivo se echan hacia atrás como si yo fuera la personificación del mismo demonio. Los sigo sin inmutarme, mirándolos de hito en hito, ya estoy acostumbrada a estas reacciones cada vez que tengo mi lista entre las manos.

Es cierto que a veces zafan, pero hoy les aseguro que no se salvarán. El horror deforma sus rostros y finas perlas de transpiración caen desde sus frentes rojas…

Nunca entendí ese miedo ridículo que tienen mis alumnos cuando saben que deben examinarse en mi clase de historia.

44 comentarios:

Duna dijo...

El miedo paraliza, sobre todo cuando no se sabe que responder.
Muy bueno Liliana. Un gusto leerte.

Un beso amiga.
Buen fin de semana

JJ dijo...

No se pierde nunca el miedo a examinarse, aunque la vida sea un examen contínuo.
Un beso

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Liliana G.:
Tremendo microrelato éste, querida Liliana; yo mismo, como profesor de Inglés y Francés que fuí, jamás entendí por qué rayo temblaban ante un simple examen (a mí no pasó como estudiante); ahora veo mucho más claro el asunto, es que tiemblan siempre.
Abrazos cariñosos, hermana del alma.

PATSY dijo...

Confieso que me pasaba lo mismo, pero en mi caso era porque no siempre estudiaba las lecciones :)
Me sentí súper identificada con el relato, Lili, me pareció simpático y muuuuuy real.

Besos.

josef dijo...

yo, por otra parte, lo entiendo demasiado bien. Bastante trastornó mis días de estudiante hasta hacerlos insufribles...Y eso que, desde mi punto de vista, la historia es la asignatura más bella de todas. A esa nunca le tuve miedo. en cambio las matemáticas, me destrozaban.
Un abrazo.

Rosario Robredo dijo...

Liliana se benévola!!!Los comprendo perfectamente, quien no se ha asustado ante un hecho similar!!!
Hermoso fin de semana amiga.

Un beso

Mónica Cristina Cena dijo...

¡Ay! ¡Lo he visto tantas veces en mi vida de maestra! aunque parezca mentira, hoy lo veo en algunos maestros cuando les pido los planes...jajaja
Saludos

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

pobres criaturas...

Mary dijo...

A nadie le gusta estar en la lista negra y yo me he visto en muchas de estas jajjajaj.

Muy bueno Lili!!!!

Un besazo.

**Andrea** dijo...

¡Uy! Me descolocaste... A principio del relato pensé en algo más truculento, pero el remate es genial, nunca me hubiera imaginado un final como ese.
¡Me encantó! ¿A quién no le pasó lo mismo alguna vez? :)

Besos

MAJECARMU dijo...

Esos miedos los hemos tenido todos y los seguimos teniendo cuando la vida nos examina cada día..Todos nos despistamos a veces y no siempre estudiamos lo necesario la lección,que la vida nos presenta..!

Buen cuento,que nos asusta al principio y después nos tranquiliza,mi querida maestra..!

Mi felicitación por ese aprendizaje continuo y tu sencillez.
Mi abrazo siempre.
M.Jesús

Liliana G. dijo...

Ese es justamente el tema, Duna, no se sabe qué responder porque no se ha estudiado, y eso me lo sé de memoria :)

Gracias, amiga mía.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Es cierto, Caminante, por eso mismo vivimos con miedo, cada nueva situación que nos presenta la vida es un examen que debemos aprobar para no repetir el año...

¡Gracias!

Besos

Liliana G. dijo...

Queridísimo Rodolfo, estimo que a vos no te ha pasado porque siempre has estudiado tus lecciones. Debo confesar que de adolescente, muchas veces no lo hacía como debía, y aunque nunca repetí un año (además terminé la escuela un año adelantada), me negaba a estudiar las materias que no me gustaban. Error de juventud, desde luego.

Por cierto, historia es una materia que siempre me gustó...

Gracias, amigo del alma.

Un besote.

Liliana G. dijo...

Mi comentario a Rodolfo, contesta al tuyo Nirvana... ¡a mí también me pasaba lo mismo! Pero sólo con las materias que siempre me desagradaron: matemática, física y química. Lo mío eran, como es notorio, las humanidades.

Gracias, amiga.

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

Comparto tu comentario moderato_Dos_josef... ¡tal cual! Me siento representada por tu sufrimiento estudiantil, respecto de esas mismas materias :)

Gracias por devolverme al pasado.

Un fuerte abrazo.

Liliana G. dijo...

Yo no soy profesora de Historia, Charo, la profesora del cuento debería ser un poco más comprensiva con los alumnos, tal vez no lo sea porque no recuerda su propia época de estudiante. :)

Es verdad, todos, quién más, quién menos, hemos sufrido ataques de pánico estudiantil.

Gracias, Charito.

Besos y cariños.

Liliana G. dijo...

Parece que el pánico escénico, no es prerrogativa sólo de los estudiantes, Persis, jajajaja

Creo que el sólo hecho de saber que nos están evaluando, ya nos predispone a estar nerviosos, independientemente que sepamos lo que hacemos.

Gracias, amiga.

Un cariño enorme.

Liliana G. dijo...

Es cierto, Mª. Ángeles, pobres...

Besazos :)

Liliana G. dijo...

Entonces hemos sido unos cuantos, Marita, jajajaja ¡Qué épocas!

Gracias, reina.

Besotes gigantes.

Liliana G. dijo...

El cuento fue pensado justamente para que el factor sorpresa descolocara al lector, Andrea, de modo que te ha pasado lo que quería que pasara :)

Casi todos hemos sufrido esa experiencia estudiantil...

Gracias.

Besos.

Liliana G. dijo...

Tal cual, M. jesús, es como lo has dicho, la vida nos pone a prueba cotidianamente y sólo si no entramos en pánico, podremos pasar el examen. El miedo nos paraliza y hace que no podamos expresar todo aquello que sabemos.

La pequeña "trampita" del comienzo del relato, es para que se disfrute un poco más el final :)

¡Gracias querida amiga!

Un beso muy grande.

El alegre "opinador" dijo...

Pues hija Liliana, vaya pánico que das a tus alumnos. Luego dicen de los profes de Física como yo. Je, je, je.
Excelente relato.
Besos.

Antonia Maíllo Zamora (Antoñi) dijo...

Ja,ja,ja, Liliana, creo sinceramente, que es mucho más preocupante cuando no se asustan. Yo jamas di clases de nada, si fui alumna y soy madre de alumnos y créeme, cuando dejan de asustarse, sencillamente es que pasan, les da igual el resultado....
Besos
Antoñi

Kiki Nikon dijo...

Puff, qué sofocón de sólo pensarlo... A principio, el relato me sobresaltó, pero el final fue el broche de oro.
Muy bueno.

Cariños

Liliana G. dijo...

No soy yo la del cuento, "opinador", yo soy profesora de pintura y cuando daba clases, mal podía aterrorizar a mis alumnos. El cuento surgió al ver el pánico que les venía con los exámenes de otras materias...

Te cuento un secreto, yo moría con las clases de Física, puff, y la profesora era terrible.

Gracias por estar, me encantan los comentarios con gracia :)

Besos.

Liliana G. dijo...

¡Es verdad Antoñi! Yo también soy madre de alumnos... a uno de ellos nunca se le movió un pelo por los exámenes, nunca me lo he explicado, le daba exactamente igual aprobar o no, hasta he pensado que en cierta forma era una actitud saludable, es decir, que al no hacerce problemas, los nervios y sus consecuencias le pasaban de largo. ¡Pero qué trabajo! Menos mal que nunca repitió un año...

Gracias, Antoñi.

Besazos.

Liliana G. dijo...

Esa era la intención, Kiki. Además, en esta entrada, hemos "oficializado" el "pufff", jajajaja

Gracias.

Un cariño.

Charly T. dijo...

Buenísimo, Lili, me quedo admirado del cuento que has sacado de la galera, corto, sencillo y ¡magníficamente creíble!
Felicitaciones querida amiga.

Besos.

Liliana G. dijo...

Hay veces que no es necesario adornar las palabras para expresar lo que se quiere decir, expresarse desde el llano, es una opción.

Gracias, Charly.

Un beso grande.

Marcos dijo...

La sorpresa y la gracia, hacen de tu cuento, un relato que me encanta.

Yo era de esos al que el miedo paralizaba ante un examen, y juro que siempre fui buen alumno. Ahora, estando del otro lado, siento el mismo temor en los que yo examino y los entiendo.

Un beso.

Liliana G. dijo...

Eso es lo que deberían hacer todos los profesores, Marcos, recordar la época en que eran estudiantes y pasaban por ese mal trago. Seguramente tus alumnos te agradecerán esa comprensión...

Gracias, amigo querido.

Besos.

Anónimo dijo...

jajajajajaja… Tremendo demonio. Ya me imagino a los niños. jajajjajajajajajajaja

Geniaaaaaaaaaalllllllllllllllllllllllllllllllllll…

Un fuerte abrazo.

Juan Sin Nombre dijo...

Ese "click" que hace que uno pase de la incertidumbre del comienzo del relato, a la gracia del remate, está francamente estupendo.
Muy bueno, Lili.

Besos

Melody Paz dijo...

Muy buen microrelato Lili, y de seguro debes ser una profe muy buena y justamente exigente. Un besito.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Salvador, es que no me resistía a "homenajerlos" de otra manera, jajajaja

Un fuerte abrazo.

Liliana G. dijo...

Para escribir, hay que escribir "un poco de todo", Juan Sin Nombre, lo bueno es que guste :)

Gracias, amigo.

Besos

Liliana G. dijo...

Hola, Melody, ahora no ejerzo, pero los chicos, más allá de todo, son los que más nos enseñan a los adultos. Y si los adultos, en lugar de ponernos en su contra, nos acercamos a ellos, sí que lo reconocen y responden :)

Gracias, amorosa.

Besotes.

Linus dijo...

Finalmente, la "lista negra", no lo era tanto, jajajaja A principio pensé lo peor, pero el final del cuento sí que fue sorpresivo. Simpatiquísimo. Y si la profesora eres tú, ya me estaré anotando en esa lista.

Besos, mi niña y Felices Pascuas!

PATSY dijo...

HOLA LILI, PASO PARA DESEARTE:

¡¡FELICES PASCUAS!!

UN BESO GRANDE :)

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Querida Liliana:
Muy bien contado. La verdad es que metía miedo. Me has hecho acordarme de una pesadilla que tenía a menudo. Soñaba que al día siguiente tenía un examen y que no había estudiado absolutamente nada. Terminaba despertándome todo sobresaltado y gritando de alegría al ver que todo era un sueño, y que sí, que había examen, pero que quien lo ponía era yo, pues por aquel entonces ya era profesor. Besitos:
Tadeo

Liliana G. dijo...

La idea era jugar con el asombro, Linus, parece que lo he logrado.

La profesora no era yo, lamento desilusionarte :)

Gracias, amigo, y felices Pascuas.

Un beso

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Nirvana.

¡FELICES PASCUAS!

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

¡Qué historia, Tadeo! Quienes debían tener la pesadillas eran tus alumnos, aunque no creo que las tuvieran, ya las tenías vos por ellos. Eso es ser un buen profesor :)

Gracias, querido amigo.

Besitos.