miércoles, 24 de febrero de 2010

HABÍA UNA VEZ, UNA PALABRA...


En las últimas semanas, el libro había sido su compañero inseparable. Lo leyó con avidez y embeleso, tratando de que ninguna palabra se le escapara de contexto, y que todas ellas quedaran arracimadas, para siempre, en su corazón. Lo hizo su amigo y su confidente, se perdió en sus páginas y vivió sus cuentos, se conmovió hasta las lágrimas y atesoró su sabiduría.

Cada día deseaba que llegara la noche, y con ella el tiempo necesario para dedicárselo al libro, a “su” libro. De modo que cuando terminó de leerlo, la invadió el desconsuelo con su sensación de vacío, y la ausencia, modificó sus noches otrora jalonadas de renglones.

Allí se dio cuenta de que el libro adolecía de un gravísimo error que la angustiaba irremediablemente: su última palabra rezaba “FIN”, y el fin, le coartaba todas las posibilidades de seguir soñando, aún después de haber acabado el libro.

sábado, 13 de febrero de 2010

LOS OTROS DOS


El hombre trató de apartar su pensamiento de la mujer, porque simplemente no soportaba la idea de perderla. La mujer trató de apartar su propio pensamiento del hombre, porque simplemente no soportaba la idea de no conocerlo.

Ambos iban por la vida sembrando caminos y cosechando ilusiones. Hasta que un día sin nombre, dejaron de pensarse y se reunieron para siempre, allí donde nada ni nadie los podría separar nunca, donde aquellos otros que habían sido, hoy eran dos, que serían el proyecto del mañana.

jueves, 4 de febrero de 2010

LUNA DE MIS NOSTALGIAS

La luna se acurrucó en mi cama y arropada con tu nombre acarició las prominencias de mi alma y los abismos de mis ausencias.

Besó, como un amante eterno, mis párpados entornados que olvidaron los sueños para ser fantasmas de las horas muertas.

Tanteó a ciegas la almohada vacía, ésa que de tu lado dejaba entrever que me hacías falta, y con un destello plateado acomodó su luz entre las sábanas blancas de mis nostalgias que se perdieron para siempre llorando entre las penas.