miércoles, 28 de septiembre de 2011
EL PUNTO ES ORGANIZARSE
Desde que trabajo de noche apenas coincidimos en la casa. Este horario le complica la vida a cualquiera, aunque a nosotros nos resulta fantástico. Cuando yo estoy en el quirófano, en plena madrugada, él duerme a pierna suelta. En cambio, cuando él aparece en radio o televisión, pues para colmo tiene varios programas en el aire, soy yo quien duerme como una bendita. En el pequeño intervalo que nos cruzamos, hacemos el amor desaforadamente, como si recién nos hubiéramos conocido. Parece mentira que después de treinta años de casados, su mujer y mi marido, sigan creyendo en cualquier excusa.
lunes, 19 de septiembre de 2011
EL SIGILO DEL VERBO
sábado, 10 de septiembre de 2011
EL REGRESO
La noche era apenas un manchón oscuro y sin gracia. El hombre pensó que la luna nueva, estaba como él, perdida en otro cielo que no era el suyo.
Se paró delante del veinticinco de la Calle del Sol. El rictus de una sonrisa irónica cruzó su semblante pensando en la paradoja: de noche, sin sol y sin luna, las sombras se pegaban a las paredes como fantasmas del pasado.
Y él justamente venía a encontrarse con el suyo. Sabía que detrás de aquella puerta lo esperaba, o la redención de toda su vida o la implacable guadaña de su conciencia. Recordaba el día en que se había ido en busca de sus quimeras, abandonando a su familia, destruyendo un hogar, perdiéndose parte de la vida que él mismo había engendrado. Suspiró profundamente y tocó el timbre.
Aún antes de que la puerta se abriera, ya era un hombre nuevo.
Fotografía: Raúl Buenaposada Castillejo
Se paró delante del veinticinco de la Calle del Sol. El rictus de una sonrisa irónica cruzó su semblante pensando en la paradoja: de noche, sin sol y sin luna, las sombras se pegaban a las paredes como fantasmas del pasado.
Y él justamente venía a encontrarse con el suyo. Sabía que detrás de aquella puerta lo esperaba, o la redención de toda su vida o la implacable guadaña de su conciencia. Recordaba el día en que se había ido en busca de sus quimeras, abandonando a su familia, destruyendo un hogar, perdiéndose parte de la vida que él mismo había engendrado. Suspiró profundamente y tocó el timbre.
Aún antes de que la puerta se abriera, ya era un hombre nuevo.
Fotografía: Raúl Buenaposada Castillejo
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