martes, 24 de enero de 2012

METAMORFOSIS

No sé por qué me torturo pensando en el mañana, por qué desato los nudos de mi vida intentando que el destino no me esquive como tantas veces lo ha hecho y yo sucumba como un insecto en la telaraña de mis miedos.
Nací para ser mariposa, lo sé, lo palpito. Pero hoy, que sólo soy la impronta de una oruga, me arrastro en la incertidumbre por la ausencia de mis alas. Y en la longitud del futuro donde se agazapan los sentimientos vagos que alberga mi alma herida, dejo grabada para siempre la magia que me precede en el singular infinito de mi yo apasionado.
¿Será acaso que el presente me ahoga con su imperfección de desencantos, escondiendo en el ocaso los colores de esa mariposa nonata? ¿O será que en mi ignorancia he matado otros capullos, creyendo que los ayudaba a despojarse de su lastre de penas encontradas? ¿Seré yo el asesino encubierto, sempiterno y hostil que amaga con destruir los caminos que aún no han sido hollados por los pasos del tiempo?
¡Qué ignorancia la mía! Creer que puedo detener las manecillas circundantes de mi reloj imaginario, cuando apenas puedo erigirme en la mínima lumbre de la vida, y así, perdida en los laberintos estériles de voraces tic tac, muero impune de impulsos vanos. Ahora sé, que desde vientre estéril de mi ignorancia no pariré orugas ni mariposas, pero sí el sortilegio del mañana.


martes, 10 de enero de 2012

EL BUZÓN


El buzón de casa tiene una particularidad muy sugestiva: por la ranura donde se echa el correo, varios pares de ojos atisban al exterior. Esto me cohíbe a la hora de abrirlo para sacar la correspondencia, los ojos tienen lenguaje propio y me intimidan. Pero eso no es todo, cuando finalmente saco las cartas, ya fueron leídas, los ojos no respetan ninguna intimidad, además, parecen sonreírse ante mi desconcierto. Mañana cambiaré el buzón, no me importaría que se llenara de orejas, por lo menos ellas no violarán mi correspondencia… ¿o sí?