lunes, 7 de abril de 2014

COSAS DE REFRANES

“Contigo pan y cebolla”,  fue lo que siempre había escuchado, y como una patética Cenicienta, lo creyó sin concesiones.
Cuando Walter le propuso ir a vivir juntos, no vaciló, ya se arreglarían. ¡Qué ilusa! Luego de un año de minimizar gastos, calcular costos, pedir préstamos, dejar de pagar la cuota del lavarropas y del seguro del auto, y además, perder su propio trabajo, se daba cuenta de que así no podían vivir. Esperaría a que llegara para decírselo.
Esa noche Walter apareció con un ramo de rosas y una botella de champán. El pan y la cebolla se habían convertido en caviar.