jueves, 2 de diciembre de 2010

SIN PALABRAS

-Me supongo que la comida ya está lista.

La mujer, temerosa, asintió con la cabeza gacha y luego sirvió la sopa a su esposo que venía ebrio como una cuba. El niño que estaba en la mísera habitación contigua, temblaba, sabía lo que se avecinaba. Se hizo un ovillo y esperó. Los gritos del padre no tardaron en llegar:

-¡Y a esto le llamas comida, perra! ¡Hasta los puercos comen mejor que yo!

Le siguieron el ruido de golpes secos, huesos rotos, el llanto de la madre... y finalmente el portazo que anunciaba que lo peor había pasado… por el momento. El progenitor se había marchado. Siempre era igual.
Marcelo entreabrió la puerta. La madre ya no tenía lugar en el cuerpo para albergar más golpes. El niño la abrazó como si él fuera el padre, y su madre, la hija. Y acunándole el dolor, le regaló su propia esperanza.

56 comentarios:

MAJECARMU dijo...

El padre dió un paso hacia atrás y el hijo hacia delante...El equilibrio era necesario para reparar el dolor y la injusticia,que soportaba la que era madre,hija,hermana y sufridora eterna...!!
Ese abrazo unía el cielo y la tierra en un rito de fé,esperanza y amor incondicional.

Mi felicitación por tu síntesis-denuncia,que nos emociona por el terrible principio y el bello final.Mi abrazo grande,amiga.
M.Jésús

Charo Bustos Cruz dijo...

Bello y conmovedor, Liliana...la continuación que le ha dado Maje es maravillosa tambien.
Mis felicitaciones, amiga.

Saludos cordiales

_Charo Bustos Cruz_

Juan Sin Nombre dijo...

Hay situaciones que se producen en el seno familiar y que rayan con el delito, esta es una de ellas. Siempre son tremendas pero más tremendas son las consecuencias que sufren los chicos que las viven.
Un cuento durísimo con un final marvillosamente tierno, como se merecía.
Muy, pero muy bueno.

-Besos-

josef dijo...

qué tristes son esas situaciones. las del maltratador y encima borracho!

UN beso.

MAJECARMU dijo...

Liliana,viento en popa a toda vela...!!Tranquila y disfruta de la tarde y de tu animada charla literaria,que sin querer, también yo he compartido.
Mi abrazo y gratitud por esa instantanea imagen,que me ha llegado en la distancia.
M.Jesús

MAJECARMU dijo...

Liliana,dale las gracias a Juan por su amable comentario.He intentado entrar a su blog,pero lo tiene cerrado...Nada es casual amigos,está clara la confabulación que las circunstancias han generado para que pudiéramos compartir en la distancia.
Mi gratitud y mi abrazo inmenso para los dos.(son las 23:46)
M.Jesús

Liliana G. dijo...

Querida María Jesús, sin esperanzas no hay vida y ni siquiera cuentos, poder revalorizar unas y otros es mi humilde homenaje.

Muchas gracias, de todo corazón.

Besos.

Liliana G. dijo...

Hola Charo, es verdad, M. Jesús tiene esa facilidad fantástica para interpretar cada renglón y darle más vida de la que tiene.

¡Gracias!

Un gran cariño.

Liliana G. dijo...

Yo creo, Juan, que directamente estas situaciones son un delito, un delito que no tiene pena suficiente para purgar, los niños no olvidan...

Gracias, querido amigo.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Sí, son situaciones terribles, y además tan comunes que duele no poder erradicarlas. Por lo menos, se aporta haciéndolas públicas, el escarnio es una buena medicina.

Gracias, José.

Un beso.

Liliana G. dijo...

Fue genial María Jesús :)
Gracias.

Liliana G. dijo...

M. Jesús, Juan no tiene blog, es artísta plástico, y aunque lo he alentado a que cuelgue sus pinturas, aún no se ha decidido.
A veces las circunstancias conspiran para reunir a los amigos, eso es sencillamente encantador.
Tu gratitud ha llegado a buen puerto :)

(Aquí está cayendo la noche primaveral)

Kiki Nikon dijo...

Uy, qué duro, Lili, pero resuelto como los dioses. El final, tan lleno de ternura, termina por darle al cuento la esperanza de siempre, esa esperanza que no se tiene que perder nunca.

Un beso y buen fin de semana!!

Unknown dijo...

Realmente duele.
No es lo que quería leer.

Liliana G. dijo...

Es parte de una realidad, Kiki, es cierto, es duro pero pasa y no podemos cerrar los ojos para no verla. Si se pierde la esperanza se pierde el sentido de la vida misma, yo sería incapaz de impulsar ese sinsentido.

Gracias, amiga.

Besotes y buen finde :)

Liliana G. dijo...

Claro que duele, Fede, además es natural que no lo quieras leer, es un mecanismo de defensa y como tal es perfectamente válido.
Yo no escribo sobre mí, sobre lo que me pasa, escribo sobre la vida, y eso significa que escribo sobre lo bueno y lo malo de ella.

Gracias por tu sinceridad, Fede.

Besos.

Mary dijo...

Lili quiero utilizar este relato tan real para pedir que por favor se denuncien estos casos,toda persona maltratada por cobardes de esta calaña tiene que denunciar,nadie es más que nadie,seamos todos complices para terminar con esta lacra.

Un beso Lili,nadie como tu puede regalar ESPERANZA como tu lo haces.

Charly T. dijo...

Otro cuento de alto impacto, me refiero a que primero leímos el de Salvador con un final impresionante y ahora es al revés, traés un cuento que comienza de la peor manera y termina con la máxima dulzura. Pero ambos, creo, tienen en común el impacto emocional y la crudeza de la realidad.
Muy bueno, Lili, muy bueno.

Besos.

Antonio Misas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio Misas dijo...

Liliana,

las cosas como mejor se ven es contadas de forma narrativa. Tú la dominas como nadie.
Enorme este cuento.

Besos

Liliana G. dijo...

Es verdad, Mary, estos casos deben ser denunciados siempre. Crear conciencia es signo de humanidad.

Muchas gracias, nena, se te extrañaba :)

Besos.

Liliana G. dijo...

No había caído en la cuenta, pero sí, la realidad siempre tiene muchos más argumentos que la fantasía.

Gracias Carlos.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Antonio, que lo digas me incentiva a seguir perseverando para superarme, sin lugar a dudas.

Un beso grande.

Linus dijo...

La realidad, la cruda realidad, se convierte en esperanzas en brazos del niño-hijo-padre, ese ser que da amor incondicional y que rescata lo mejor, de las peores situaciones.
Muy buen cuento, Liliana, pero el párrafo final es excelente y conmovedor.

Un beso.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludo, mi querida Lili:
Dolor, tristeza, pena y hasta vergüenza, siente el alma de un hombre (de un verdadero hombre, no de esa payasesca caricatura que se solaza en golpear, maltratar y hasta asesinar al ser que más dice amar) al leer un relato como éste que expone una verdad tan cruel, tan constante y lacerante que ocurre todo los días.
Es aberrante saber que todavía existen ese tipo de lacras (fantoches aspirantes a hombres que jamás llegarán a serlo); pues, de niño, aprendí que los verdaderos hombres no golpeaban niños ni ancianos ni hombres prisioneros, amarrados o indefensos y, mucho menos, mujeres y, menos aún a sus mujeres.
Gracias, estimada Lili, por regalarnos este relato tan concienciador e ilustrativo.
Besos y abrazos cálidos, querida amiga.

Marymar dijo...

Encontré este blog gracias a Bitácora de vuelo, y verdaderamente me gusta.
Este cuento es duro, pero tu forma de contar la historia, con un final tan tierno es muy conmovedora.
Iré leyendo de a poco tus otros trabajos.

Cariños.

apm dijo...

!que sentido Lili, me ha llegao al alma!, al alma misma, un nudito tengo en la garganta y en el corazón, te lo juro... tremendísima situación la que describes, y, sin embargo, no somos capaces aún de desterrarla de nuestra sociedad, y siguen y siguen las muertes de mujeres por violencia doméstica... !demoledora realidad, cruel hasta el infinito!.
!que profundisima pena me transmite esa mujer maltratada, pero sobre todo, mucho más si cabe, que profundisimo dolor me transmite ese niño!, dolor que, en el fondo se suaviza con un grito de esperanza, porque es evidente que, cuando ese niño crezca, cambiará la situación, cambiará... pero ¿llegará la madre viva a ese momento?.
Me ha encantao tu relato Lili, me ha llegao al alma !que extraordinario!, !qué autentico!, !qué genialidad la tuya!

Mil besitos enormessssssss

Duna dijo...

Enorme historia que si bien es desgarradora, vista como arte, es genial.
Muchos besos amiga.
Muchas gracias Liliana.

Liliana G. dijo...

El último párrafo ha sido escrito justamente para aliviar la tensión del relato, Linus, gracias por notarlo y hacérmelo saber con tan cálidas palabras.

Un cariño grande.

Liliana G. dijo...

Hola querido Rodolfo: Es cierto que estas situaciones nos superan en su villanía y espanto, uno no puede más que rebelarse ante tamaño atropello, y te puedo asegurar que merced a mi trabajo, escucho cosas terribles al respecto, cosas que ni me atrevería a soñar. Llegamos a la conclusión que el golpeador es un enfermo, pero para peor, incurable, no hay terapia que le haga cambiar sus hábitos. Y si hablamos de las mujeres golpeadas, todas han sido reducidas a esclavas sin opción a ningún tipo de libertades, están tan atemorizadas que el golpeador ha consitutido con ellas un lazo de dependencia inimaginable.
Es verdad, Rodolfo, cuando se inculcan valores desde niños, muy difícilmente se reviertan en la adultez.

Gracias por tu valiosa opinión, querido amigo.

Un beso y abrazo muy grandes.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias Marymar, es un placer encontrarte también en "Cuentos...", las puertas de la luna quedan abiertas para que sueñes con nosotros.

Un cariño.

Liliana G. dijo...

Lo peor, apm, que esas mujeres maltratadas han perdido todo, hasta la esperanza. Es tal el grado de sumisión a través del miedo que son incapaces de esperar algo mejor de la vida, porque por más que lloren las veinticuatro horas, la mayoría "no puede" hacer una denuncia. Afortunadamente algunas llegan a reaccionar, solas o de la mano de algún ser querido, pero la mayoría, tiene pronóstico reservado y el horizonte tan negro como sus moretones.

Mil gracias querida apm, por ver este cuento con tan maravillosos ojos, los del corazón :)

Besos enormes.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias a vos querida Duna, siempre que se ve más allá de la historia, se encuentra lo que se busca, mensaje, arte, valores..., y eso es pura concesión del lector, en este caso, tuya.

Un beso gigante :)

**Andrea** dijo...

Sin palabras me dejó tu cuento. Es difícil no conmocionarse por esta situación, sin embargo, la pudiste remontar divinamente a través de ese final conmovedor.

Es un lujo leerte, Liliana.
-besos-

esteban lob dijo...

Hola Liliana:

El caso que expones tiene desgraciadamente ecos de repetición en miles de ¿hogares? en todo el mundo, al tenor de constantes noticias y reportajes que, en casos extremos, desembocan a menudo en el llamado femicidio.
Por cierto los humanos somos muchas veces la peor, más despiadada e irracional de las fieras.

Cariños.

PATSY dijo...

¡Aaaah, hubiera jurado que había dejado un comentario aquí!
Te aseguro que entré a leer este cuento varias veces, y tan convencida estaba de que lo había comentado que finalmente no lo hice :)
(Son los aires indios los que me han desorientado)
Bromas aparte, el cuento es tremendo porque sabemos que no es cuento, esa es la cosa. Así y todo, el giro que le das en su crudeza es espectacular, conmueve. ¿Qué menos viniendo de vos?

Besos, Maestra.

Liliana G. dijo...

Gracias, querida Andrea, y es difícil no emocionarse con tus palabras.

Un cariño enorme.

Liliana G. dijo...

Hola Esteban, es cierto, a pesar de que estos casos salen a la luz cada vez con más frecuencia, no se pueden controlar de ninguna manera. Eso habla pésimo de nuestra condición humana. Un golpeador (o golpeadora, que también las hay) es un enfermo psiquiátrico que debería ser atendido como tal "por ley", es decir, deberían estar obligados a un tratamiento de esa naturaleza.

Muchas gracias por tu aporte, Esteban, siempre es bienvenido.

Un beso.

Liliana G. dijo...

Sí, me parece que volviste en estado "Alfa" de la India :))

Nadie mejor que vos y yo, sabemos sobre la incidencia de estos casos en la sociedad, lo hemos tratado en innumerables seminarios y charlas.

Gracias, nena.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Ay, no puse tu nombre, pero supongo que te habrás dado cuenta de que la contestación anterior es para vos, Patricia ;)
Chuic

Mar dijo...

Y no hay forma de cortarle los... los... los... los... a esos...

Vamos, que no haya forma de erradicar esta tremenda injusticia... ¡Qué impotencia, por Dios!.

Lili, mi niña, es emocionante cómo lo has escrito y descrito. Es tan habitual, desgraciadamente, ver una situación similar, o con el peor de los desenlaces, en los medios de comunicación y, sin embargo, leerte me encogió el alma.

Besos. Un millón.

Liliana G. dijo...

Es justamente eso lo que habría que hacer, Mar :))

Hay cosas que por más que las veamos de continuo, como estas, no hay forma de que la incorporemos a nuestra forma de vida, nena, es por eso que a pesar de la cotidianeidad de la situación se te ha encogido el alma, y doy gracias por ello, es señal de que aún quedan seres humanos con un corazón inmenso.

¡¡Gracias!!

Besotes.

Lily dijo...

Un relato duro y triste, como la vida misma. Como la realidad que narra con maestría.


¡Un beso!

Marcos dijo...

Hasta en los peores temas, tu cuota de ternura remata maravillosamente los cuentos que quisiéramos que quedaran solamente en eso, en fantasía, pero la realidad nos despierta para que la tengamos presente.
Mi felicitación por tocar un tema que no maravilla sino que afecta.

Besos Lili.

Alís dijo...

Terrible lo que sufre la madre, pero más terrible aún la situación de estos niños que crecen de golpe y a fuerza de golpes: ellos los reciben en el alma y ésos difícilmente cicatrizan.
Muy fuerte el relato

Besos

//elojodelhuracan// dijo...

Un tema duro tratado con el respeto que se merece y con la cuota de esperanza que caracteriza tus cuentos. Felicitaciones una vez más por esta entrega que emociona.

Un beso.

Liliana G. dijo...

Así es Lily, en la vida no todos son rosas, en la literatura tampoco :)

Muchas gracias, amiga.

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

La idea no es sólo mostrar lo negativo sino remontarlo, Marcos, sino hacer hincapie en los valores que se pueden rescatar de circunstancias tan lamentables como estas.

Gracias, querido amigo.

Un besote.

Liliana G. dijo...

Esa es una gran verdad, Alís, como de costumbre, los hijos, que son los eternos inocentes, pagan los platos rotos de cada despropósito de los padres. ¡Cuánto más deberíamos aprender de ellos!

Gracias, amorosa.

Besazos.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Jorge, el respeto ante cualquier tema, debe ser una norma ética dentro de la literatura. No nos podemos dar el lujo de pasar sobre él.

Un fuerte abrazo.

Patricia 333 dijo...

Ando por aqui leyendo lo que me he perdido :)

Besos Lili

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Patricia, ese es el mejor regalo que puedo recibir.

Un beso inmenso.

iñaki zaratiegui dijo...

Habrá un día vacío de miedos,
donde las manos manchadas,
de los violentos,
habrán de lavar en los tallos,
de las espinadas rosas,
todos los sufrimientos.

Mi abrazo y mis mejores deseos.

Liliana G. dijo...

Sé que ese día llegará Izara, lo sé...

Gracias de todo corazón y ¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES!

Un beso muy grande :)

Rosalia dijo...

Conmovedor,irritante,cruel,pero muy real.

Os aseguro que he vivido cosas peores en mi niñez y aquí estoy a punto de cumplir 62.

Los niños tienen una capacidad de aguante increible"aunque con el alma muy herida"

Un saludo.
Rosalia.

Liliana G. dijo...

Hola Rosalía, bienvenida y muchas gracias por tu testimonio. Es justamente lo que quiero sugerir en este cuento: las heridas que el niño llevará de por vida a causa de una situación desgarradora como la que le toca vivir.

Un gran abrazo.