miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL PUNTO ES ORGANIZARSE

Desde que trabajo de noche apenas coincidimos en la casa. Este horario le complica la vida a cualquiera, aunque a nosotros nos resulta fantástico. Cuando yo estoy en el quirófano, en plena madrugada, él duerme a pierna suelta. En cambio, cuando él aparece en radio o televisión, pues para colmo tiene varios programas en el aire, soy yo quien duerme como una bendita. En el pequeño intervalo que nos cruzamos, hacemos el amor desaforadamente, como si recién nos hubiéramos conocido. Parece mentira que después de treinta años de casados, su mujer y mi marido, sigan creyendo en cualquier excusa.

40 comentarios:

Cinarizina dijo...

Hola Liliana...un relato de la vida real. Sabes, la gente que trabaja en hospital haciendo turnos nocturnos, el poco tiempo disponible lo disfrutan al máximo y les basta (Lo sé bien)...
El final de tu relato...¡Una sorpresa! Cosas de este mundo infiel...Recibe un fuerte abrazo.

MAJECARMU dijo...

Esos instantes eternos para ellos,pasan desapercibidos y son efímeros para los demás.
La intensidad y calidad del sentimiento es tan subjetivo,que cada cual puede crear y recrear el mundo,que los demás ignoran.
Mi felicitación por este micro,que nos da idea de las realidades y mundos que vive el hombre.
Mi abrazo siempre,amiga.
M.Jesús

Marcos dijo...

Partiendo de una realidad cotidiana, la picaresca del remate arranca una sonrisa, no por festejar la situación engañosa sino por lo gracioso de la sorpresa. ¡Muy bueno!

Besos, Lili.

Mª Carmen dijo...

Muy interesante relato,sobretodo la sorpresa del final, aunquen bastante cotidiano hoy día, y los otros dos tan felices en la ignorancia,jeje.Besitos.

MariCarmenblogs.com dijo...

Me encanto este microrelato, lleno de sorpresas al final, muy cotidiano en la vida actual...y todos tan felicas, porque quien nada sabe es porque vive en su propio mundo.

Besos,
MariCarmen

Antonio Misas dijo...

El punto es organizarse... para que las ironías de la vida, no les duelan a los otros. Hasta son graciosas para los espectadores y podrían ser molestas y fatales en la vida acomodada y confortable de los cónyuges si no se permitieran confiar y permanecer en la bendita ignorancia. Invisibles, los cuernos, no duelen. Fantástico el punto.
Besos Liliana

Mary dijo...

Lo siento,pero QUE CABRONA¡!a diez palabras del final me tenia totalmente engañada la cirujana.

Liliana eres lo más,te lo prometo¡!

Buenisiiiiiiimo..

Liliana G. dijo...

Trabajé muchos años de noche, Cina, y nunca me pude acostumbrar, sentía que vivía a contramano del mundo, pero bueno, alguien tiene que hacer el trabajo nocturno, la vida continúa en todos los horarios...

El final, es una humorada, Cina, este cuento fue escrito hace un tiempo siguiendo las pautas de un concurso :)

Gracias, querida amiga.

Un fuerte abrazo.

Liliana G. dijo...

Es verdad, María Jesús, lo subjetivo de los sentimientos no se podría medir. De todos modos, ese remate está destinado, más que a reflejar una realidad (que lo puede ser, para qué negarlo) a sorprender al lector con un imprevisto.

Muchas gracias, amiga mía.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Esa fue mi meta desde el primer momento, sacar a la relucir lo cotidiano dándole un golpe de efecto que deje un regusto a gracia en el lector.

Gracias, Marcos.

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

M. Carmen, los otros dos, ni enterados, casi siempre son los últimos en conocer la verdad, jajajaja

¡Muchas gracias!

Besos.

Liliana G. dijo...

Eso también es real, a veces no vemos lo que tenemos delante de las propias narices, tan ensimismados estamos en nuestro propio transcurrir, claro que descubrir ciertas cosas no resulta una sorpresa agradable :)

Mil gracias, MariCarmen.

Besotes.

Liliana G. dijo...

Exacto, Antonio, un punto cuidado que preserve a todos los pasajeros de la historia. Pero claro, en la vida real no es tan fácil como parece, por aquí se dice que "la mentira tiene patas cortas", así que no hay mentiras que no se puedan alcanzar... a descubrir ;)
Y no me quiero imaginar lo que debe ser recibir las cornadas todas juntas.

Muchas gracias, Antonio.

Un montón de besos.

Liliana G. dijo...

Jajajaja Mary sos un fenómeno, es como si te hubiera visto la cara de sorpresa al llegar al final. Te voy a decir un secreto, me divierte muchísimo hacer este tipo de jugadas, eso para que se vea que la literatura no tiene por qué ser almidonada :)

¡Gracias, amorosa!

Un besazo.

Rosa dijo...

Liliana si es que el amor es "ciego". No es que sigan creyendo en mil excusas es que lo que no sabe la cirujana y el presentador que esas excusas son la tapadera perfecta de los otros cónyuges para dar rienda a su también desaforada pasión.
¿Nunca se ha parado a pensar por qué no preguntan ni se quejan?....
Besitos.

PATSY dijo...

¡Estupendo! Un tema de todos los días elevado a la categoría de sorpresa. Lili, a eso lo llamo talento.

Besos.

Anónimo dijo...

¡Ya no tengo dudas, he de cambiar mi turno!

Un placer leerte con sonrisa Liliana.

Gracias por tu visita

Charly T. dijo...

Esos son los riesgos del trabajo nocturno, es el horario que se presta más fácilmente para la clandestinidad amorosa.
Confieso que estaba esperando cualquier final menos este, me pareció buenísimo.

Todo mi cariño.

apm dijo...

!Vaya Lili, menudo final más sorpresivo!... me ha recordado a una película de Fernando Trueba que ví hace poco por la tele, muy divertida, que se llamaba "sé infiel y no mires con quien", varios lios extramatrimoniales entre parejas y no parejas y al final todos acaban en la comisaria... aunque termina arreglandose la cosa y ya sabes, cada oveja con su pareja.

Millonazo de besitos gordotes

Liliana G. dijo...

¡Es verdad, Rosa! Seguramente los cónyuges lo saben pero también tienen sus propios secretos por eso miran para otro lado :)

Gracias, amorosa.


Besotes.

Liliana G. dijo...

Es que lo cotidiano está plagado de sorpresas, Patsy, no hace falta ser un genio para darse cuenta que la vida es eso...

Muchas gracias.

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

El punto no es cambiar de trabajo sino organizarse, Mistral :)

Una sonrisa trae a otra y entre sonrisas te agradezco la tuya.

Besos.

Liliana G. dijo...

Luego de varios años de trabajar de noche, tengo que decirte, querido Carlos, que tenés razón. He visto y escuchado las historias más inverosímiles al respecto ;)

Un cariño muy grande y muchas gracias por estar siempre al lado de mis letras.

Liliana G. dijo...

¡Hola, APM! Se te extrañaba :)

Pinta muy graciosa esa película que has visto, cuando de enredos amorosos se trata, la inventiva no tiene límites ¿verdad?

Mil gracias, amorosa, y bienvenida.

Muchos besos.

**Andrea** dijo...

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, en este caso, las respectivas parejas de los protagonistas tal vez consientan la vida paralela de sus cónyuges ¿por qué será? :o)

Buenísimo Lili, la sorpresa del final me dejó boquiabierta.

Besitos

Lapislazuli dijo...

Que final!!! Lo he disfrutado mucho, Un abrazo

//elojodelhuracan// dijo...

La pasión, y el amor, siempre se la ingenian para desprenderse de los lastres que lo incomodan, en este sentido la inventiva de los amantes suele ser prolífera.
Tu cuento es estupendo, un clásico que sorprende y arranca una sonrisa cómplice.

Muchos cariños Lili.

Liliana G. dijo...

Menos averigua Dios y perdona, dice el refrán, como bien decís, por algo será...

Me encanta sorprender :)

Gracias, Andrea. Besos.

Liliana G. dijo...

Y no te imaginás lo que yo disfruto saber que has disfrutado el final...

¡Gracias, Lapislazuli!

Besotes.

Liliana G. dijo...

Nada más cierto, Jorge, la inventiva del amor no tiene límites, eso lo hace maravilloso, el asunto es cuando se usa para engañar a otros, allí deja de serlo.

Muchas gracias, querido amigo, seamos cómplices de las sonrisas ;)

Besos.

Juan Sin Nombre dijo...

Para algunos es preferible mirar hacia otro lado que asumir que la cornamenta se ve desde lejos. Excelente sorpresa la del final, echa por tierra la idea que el lector se hace al comienzo de la lectura.

Un gran beso, Lili.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludos, mi estimada Lili:
Duro, muy duro de tragar (para los puritanos) el final, pero es indiscutiblemente una situación real que se multiplica día a día (el de los matrimonios infuncionales, en donde dos son realmente cuatro). Me encantó tan sorpresivo final, hermana del alma.
Besos, abrazos y mucha salud, para ti.

Kiki Nikon dijo...

Creo que deben disfrutar en grande el "pequeño intervalo en que se cruzan". Mientras no se les destape la olla, todo bien, pero un paso en falso, y arde Troya.
Me causó gracia el final. Muy bueno.

Un beso.

Liliana G. dijo...

Es cierto, Juan, es casi una fija: todos saben, menos los implicados... dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver ;)

¡Gracias!

Besos.

Liliana G. dijo...

Este tipo de situaciones se dan desde siempre, Rodolfo, pasa que antes se "era más cuidadoso" con el tema, pero ahora parece que desenmascararse es poca cosa. Sé de casos donde la infidelidad no tiene nada que ver con los matrimonios disfuncionales, se me ocurre pensar que es casi un deporte... Por supuesto que no lo acepto de ninguna manera ;)

Muchas gracias, querido hermano, siempre es un gusto recibir tus cálidas palabras.

Un beso enorme.

Liliana G. dijo...

El tema es que cuando arde Troya, no hay bomberos que apaguen el incendio :))

Gracias, Kiki.

Besotes.

Marymar dijo...

Muy buenooooo!!! Me esperaba cualquier final pero nunca este, tu "factor sorpresa" es exquisito. Gracias por este momento de sano buen humor....
Abrazos. Buen finde!!

Mandrake dijo...

Esa es una buena forma de conservar la pasión: un encuentro cada tanto.
Me gustan las sorpresas, me gustó tu cuento.

Saludos

Liliana G. dijo...

Me da mucho gusto que este micro haya llegado donde debía, a los sentimientos del lector, a los tuyos.

¡Gracias Marymar!

Un beso grande.

Liliana G. dijo...

Muchas gracias, Mandrake (mítico nombre), es un placer que me regales tu visita.

Bienvenido.

Un abrazo.