jueves, 28 de abril de 2011

DESENFRENO

¿Por qué me mira así? No me lo diga, déjeme adivinarlo. Le deslumbra mi desnudez sin escrúpulos en la entrega absoluta de mi ser; el color arrebolado que me adorna, en el falso pudor que ofrezco sin reparos; mi tacto, caliente como un volcán en erupción de pasiones desatadas; mi aroma, que lo hace paladear, obsceno, con sólo pensarme cerca… Y además, mi sabor ¡ah, mi sabor! Es cuando me atrapa con sus labios lujuriosos y su lengua me recorre por completo, cuando doy de mí, el néctar más exquisito. ¿O alguna vez probó un bistec más apetitoso que el mío?

viernes, 15 de abril de 2011

DOS PALABRAS

El día en que la Tierra renació de sus propias cenizas y los hombres volvieron a pisar la superficie resquebrajada del suelo, ese día, comenzó la búsqueda. Una búsqueda que duró siglos, mientras las nuevas civilizaciones se afanaban en remover toneladas de escombros, escarbando bajo la tierra. Los historiadores querían una prueba de la existencia de la palabra escrita, sólo una para que dejara de ser leyenda.

Pero un día, casi por azar, un volumen maltrecho y apenas legible fue hallado entre los restos momificados de un hombre desconocido que lo había preservado en su abrazo postrero.

Como los sabios no podían entender aquellos signos, recurrieron al registro digital. La voz monocorde de la máquina leyó el título en varios idiomas: Voina i mir, La Guerre et la Paix, Guerra y Paz. Debajo un nombre extraño, “León Tolstoi”. Ese día fue memorable, habían descubierto dos palabras, una casi había acabado con el mundo, la otra, le había devuelto la vida.

miércoles, 6 de abril de 2011

UN DÍA DIFÍCIL

Con este amargor tan extraño en la boca, tratando de no vomitar el veneno que me embarga, me desplazo calladamente hacia la alcoba donde duerme Carlos, ajeno a las desventuras laborales de mi día.
Miro su rostro distendido, la barba que le puebla alguna arruga prematura pero que yo adoro; su perfume, mezcla de lima y hombre. Lo miro todo, lo siento todo. Mientras lo contemplo, la dulzura se apodera de mi boca, y metiéndome bajo las sábanas, dejo que se desparrame sobre nuestro lecho.