domingo, 26 de abril de 2015

EL DESEO DE ARIADNA



 “Lo besé y me devolvió el beso más apasionado que hube recibido nunca. Sus labios sabían a gloria, a menta fresca, a miel de estío. Todo él era un universo de deseo consumiéndose en la plenitud de mis sentidos. Lo sentí transitar mis caminos, detenerse en mis grutas y escalar mis montañas como un peregrino en busca de sus altares. Por fin, fui suya en el arrebato de pasión que consumió mi espera acaparando toda la magia en la cumbre de un instante.”
Cerró el libro henchida de gozo. Había hecho suyo el último párrafo.