jueves, 24 de julio de 2014

AMOR PEREGRINO




Navegué una y mil veces a través del océano de mis penas, en el recóndito viaje que los sueños me proponían, aún cuando la vigilia, agotaba el paso de los días con la cadencia pendular de su triste repiqueteo.


Y en el crucero de la noche, allí donde el equipaje del dolor, se hacía carne en la ausencia, alcancé la costa de tus besos, que en el infinito vuelo de la memoria habían grabado sobre mis labios la impronta de aquel amor peregrino. Ahora que te he perdido para siempre, le mendigo al alba, otro viaje, con pasaje a tu recuerdo.