jueves, 20 de noviembre de 2014

DOS PALABRAS (Un homenaje al Día Internacional del Cuento)




El día en que la Tierra renació de sus propias cenizas, y los hombres volvieron a pisar la superficie resquebrajada del suelo, ese día, comenzó la búsqueda. Una búsqueda que duró siglos, mientras las nuevas civilizaciones se afanaban en remover toneladas de escombros, escarbando bajo la tierra. Los historiadores querían una prueba de la existencia de la palabra escrita, sólo una para  que dejara de ser leyenda.
Pero un día, casi por azar, un volumen maltrecho y apenas legible fue hallado entre los restos momificados de un hombre desconocido que lo había preservado en su abrazo postrero.
Como los sabios no podían entender aquellos signos, recurrieron al registro digital. La voz monocorde de la máquina leyó el título en varios idiomas: “Voina y mir”, La Guerre et la Paix, Guerra y paz. Debajo un nombre extraño, “León Tolstoi”. Ese día fue memorable, habían descubierto dos palabras, una casi había acabado con el mundo,  la otra, le había devuelto la vida.

sábado, 4 de octubre de 2014

SOBRE LA NUCA




 

La escarcha cubría todas las superficies en aquella madrugada de invierno. En la calle no había ni un alma, salvo los semáforos que perdían el tiempo haciéndole guiños a nadie, y la estatua de la plaza, nívea de mármol y de hielo, manchada con la suciedad de generaciones de palomas que no respetaban ni a los ilustres. Pero ella no tenía alma. Un poco más allá, el túnel que unía el centro de la ciudad con los suburbios, se abría como una boca amenazante apenas iluminada por un farol de morondanga, tan miserable que ni siquiera inspiraba un tango.
Uno de los policías bajó, receloso, del patrullero para estirar las piernas, la guardia nocturna era la peor. Le pareció escuchar un ruido. En aquel silencio los ecos se hacían gritos. Miró hacia la esquina, nada. Barrió con la mirada hasta la subida del puente, nada. Sintió el escalofrío del peligro y tuvo miedo. No era para menos, los fantasmas de sus muertos jamás dormían.

jueves, 24 de julio de 2014

AMOR PEREGRINO




Navegué una y mil veces a través del océano de mis penas, en el recóndito viaje que los sueños me proponían, aún cuando la vigilia, agotaba el paso de los días con la cadencia pendular de su triste repiqueteo.


Y en el crucero de la noche, allí donde el equipaje del dolor, se hacía carne en la ausencia, alcancé la costa de tus besos, que en el infinito vuelo de la memoria habían grabado sobre mis labios la impronta de aquel amor peregrino. Ahora que te he perdido para siempre, le mendigo al alba, otro viaje, con pasaje a tu recuerdo.

sábado, 24 de mayo de 2014

LA CARTA




Sentado frente al monitor de la computadora, ensayó escribir una carta de amor. Las palabras pugnaban por trascender el frío plasma que les daba vida a través de un software sin sentimientos,  simplemente porque el disco rígido era como un corazón de piedra, incapaz de crear una base de datos para prodigarle felicidad al hombre.
Lo intentó una, dos, tres veces…  a la cuarta, se dio por vencido y apagó la máquina.  Buscó papel y pluma, y recuperando su esencia, escribió la carta en un suspiro.

lunes, 7 de abril de 2014

COSAS DE REFRANES

“Contigo pan y cebolla”,  fue lo que siempre había escuchado, y como una patética Cenicienta, lo creyó sin concesiones.
Cuando Walter le propuso ir a vivir juntos, no vaciló, ya se arreglarían. ¡Qué ilusa! Luego de un año de minimizar gastos, calcular costos, pedir préstamos, dejar de pagar la cuota del lavarropas y del seguro del auto, y además, perder su propio trabajo, se daba cuenta de que así no podían vivir. Esperaría a que llegara para decírselo.
Esa noche Walter apareció con un ramo de rosas y una botella de champán. El pan y la cebolla se habían convertido en caviar.